Durante toda mi vida he tenido cientos de ideas, algunas más o menos descabelladas y otras más serias, proyectos que he puesto en marcha, que han funcionado, que he abandonado y otros tanto que se han quedado en el tintero.
De todos esos proyectos siempre hay algo que te lleva a aprender para aplicarlo al siguiente, nunca se acierta del todo, pero cada vez que algo no sale todo lo bien que esperas, es un paso adelante para evolucionar, no pierdes simplemente aprendes.
Me considero una persona muy emprendedora, pero también con los pies en el suelo, consciente de los recursos que tengo, tal vez podría haber arriesgado mucho más, y hubiera acertado, pero opté por un planteamiento más conservador y cuando vi que alguno de esos proyectos no daba el resultado esperado lo apartaba o simplemente lo eliminaba.
Hoy en día sigo teniendo muchas ideas en mente y sigo pensando que es una buena idea ir desarrollándolas, pero es un auténtico reto porque no tengo tiempo, sobre todo si le quiero dedicar la intensidad y la pasión que le pongo a absolutamente a todo.